Organizado por la Asociación Pro-música Guillermo González. Mariel Martínez y Fabián Carbone Tango Trío ofrecen un soberbio concierto en Tomelloso
Los conciertos que la Asociación Pro-música Guillermo González programa para la Feria se han convertido, por derecho propio, en una cita ineludible para los aficionados a la música. El de este lunes, un soberbio recital de tangos, levantó una gran expectación, desde una hora antes del comienzo había cola a las puertas de la Glorieta María Cristina. No quedó libre ni una silla. Con el título de Templanza, el trio de tango de Fabián Carbone y Mariel Martínez ofrecieron un recital que hizo las delicias del respetable.
En primer lugar —como hicieron los intérpretes cuando acabaron el recital— hay que dar las gracias a la asociación organizadora por su trabajo para la difusión de la música y el cuidadoso buen gusto que tiene a la hora de programar sus conciertos. El que Fabián Carbone venga a Tomelloso se ha convertido en una tradición; el bandoneonista, con la de ayer, ha actuado aquí en siete ocasiones. El músico argentino comenzó a venir a nuestra ciudad en 2006; se ha convertido en alguien de la familia.
Templanza es el título del último disco de Mariel Martínez. La cantante aseguró con su dulce acento porteño que era la primera vez que visitaba “Tomeshoso” lo que representaba un placer para ella. Seguramente menor que el que supuso para nosotros escuchar su portentosa voz. El Fabián Carbone Tango Trío lo forman Roció Terán al Piano, David Merlín al violín y el propio Carbone al bandoneón.
El concierto comienza con un instrumental, Danzarín, de Plaza. Mariel Martínez sube al escenario y canta Sur, de Troilo, y ya nos anticipa lo que se no viene encima. El recital continúa con Madreselva, de Canaro, una pieza del repertorio de Gardel. Unos espontáneos se ponen a tanguear bajo el escenario, sorprendiendo a público y músicos. Mariel canta otra pieza de Troilo, Patio mío, el lugar, nos cuenta, donde se canta y baila el tango. La voz de la cantante es cálida, melódica, desgarrada a veces y tanguera siempre.
El recital continuó con dos piezas instrumentales. Otoño porteño, de Piazzolla. La pieza pone de manifiesto el virtuosismo de los tres músicos, que el periodista admira. Mientras suena la pieza contemplamos la frondosidad de la Glorieta presintiendo la cercanía de esa estación en el hemisferio boreal, en nada, en cuanto pase la Feria. Continúa Quejas de bandoneón, de Aníbal Troilo, reafirmando la maestría de los intérpretes. Carbone confiesa que en pocos lugares ha estado siete veces.
Vuelve la voz de Mariel Martínez con dos piezas de Goyeneche, Desencuentro y Tinta roja. A continuación atacó tres tangos de Gardel. “Carlos Gardel, a quien rezamos los cantantes de tango”, señaló Martínez. Acompañada por el piano, Mariel interpretó Volver; solo con el bandoneón de Carbone, cantó El día que me quieras; con piano y bandoneón nos ofreció Soledad. Y dejó emocionado y conmocionado al público.
El Carbone Tango Trío ofreció tres piezas de Astor Piazzolla, ineludible en los recitales de Carbone: Adiós nonino, Melancólico y Libertango. Otra lección de interpretación de los tres músicos. Y quedaban dos piezas más del programa (“pero ya saben, ustedes nos piden otra y cantamos más”) Che bandoneón, de Troilo y la fantástica Balada para un loco de Piazzolla.
El público aplaudió a rabiar y los músicos ofrecieron como propina Garúa, de Troilo. Y nos fuimos a la feria con una sonrisa en la cara y con el alma reconfortada por las dos estupendas horas de música que acabábamos de vivir.